En la Sierra no se cree que los niños aprendan primaria y preescolar en la televisión.
La escuela como la conocemos está obligada a cerrar a causa del coronavirus. Nadie podía pensar que la institución que mueve a la mitad de la gente todas las mañanas se fuera a cerrar.
Maestros, alumnos, padres y madres de la familia son más de la mitad de la población de este país. Buena parte de la batalla de las familias para sobrevivir se dedica a mantener a los hijos en la escuela.
Sí, junto con la salud, la escuela es el principal gasto. Los niños y los jóvenes no solamente se la pasan medio día en los salones y en los patios de la escuela. El otro medio día lo utilizan también para hacer las tareas que dejan los maestros. A veces hasta se desvelan para terminar.
Pero la salud va por delante. Se acaba la escuela y empiezan las clases a distancia por la tele, de educación básica. Este modo de impartir clases empieza ya el 24 de Agosto.
Y ya se anticipa que el 12% de las casas no tienen tele, sobre todo en los lugares marginados. Si se calcular por número de niños, mas de tres millones no verán las clases, porque ya se les descompuso esa tele de baja calidad que regalaron los gobiernos hace como cuatro años.
Lo más importante es la opinión de papás y abuelos de las propias comunidades, un tanto extrañados de pensar cómo la televisión se convirtió en la escuela.
Es lo que nos comenta Jacinto Gómez Linares desde la comunidad de Tzicatlán, municipio de Texcatepec, allá junto al río Vinazco. Es su opinión, como papá, abuelo, campesino y expresidente municipal de Texcatepec.
Al menos los niños y las niñas de las comunidades campesinas indígenas van a mantener la convivencia entre ellos, libres como andan por el pueblo y por la milpa, sin listones amarillos que los saquen de las canchas.
Pero qué va a pasar con los y las que viven encerradas en apartamentos o en vecindades apretadas de las ciudades, que pasarán las horas mirando la pantalla en lugar de la cara de sus amigos y amigas escuelantes…