Las comunidades de la Sierra y de la Huasteca siguen deseando que las lluvias se afiancen.

 

 

Pocos años como este del 2020 la gente ha deseado que caiga la lluvia suficiente para llenar los manantiales y regar las milpas.

El recuerdo de la sequía del año pasado sigue rondando los sueños por las noches.

De la comunidad de las Balsas nos informaron hace diez días que la hoja amarilla de las plantas de maíz traía malas noticias para la cosecha de este año. Y todavía estaban esperanzados a lo que pasara esta semana.

De Álamo, nos informó nuestro corresponsal Osvaldo que ni una gota de agua había caído hasta el principio de la semana pasada.

En la Sierra parece haber caído llovizna en tres días al final de julio.

Antier nos informaron de la comunidad de Tzicatlán, a la orilla del río Vinazco que tres veces llovió y las cañas del maíz recobraron vida.

La gente de El Pericón amanece mirando hacia el cerro del Brujo por donde se asoman las nubes, para adivinar si en la tarde lloverá. El aire húmedo dá buenas esperanzas de que el pronóstico de lluvia débil se cumpla. 

Así nos lo explica Xuá Luis Herculano, agente municipal de la comunidad de El Pericón.

 

Muchas cosas pueden faltar, menos el maíz, el frijol y el chile. En ellos se concentra la preocupación de la gente de la Sierra y de la Huasteca. Distinto de las ciudades, donde la angustia es por la falta de empleo, mientras se alarga la epidemia del covid.

 

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