En Texcatepec la milpa crece bien, pero ya le hace falta el agua.

 

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Es una preocupación. La gente se lanzó a las parcelas a sembrar, mirando la buena lluvia que cayó en mayo. Toda la gente en Texcatepec y en la Huasteca tiene presente la sequía del año pasado. En lugares como Tzicatlán y en las cañadas de Zontecomatlán, el maíz se perdió todo, por el calorón y la sequía.

Se juntaron también los que llegaron de Pachuca, México y Monterrey, cuando allá se acabó el trabajo de la construcción y el de las mujeres en las casas, por el peligro del covid.

Más se animaron las comunidades cuando en junio siguió cayendo el agua, poquita pero a tiempo, para que las milpas empezaran a espigar a principios de julio. Pero ahora la gente se pone a pensar, porque se arriman las nubes a las lomas pero luego pasan sin dejar el beneficio de la lluvia.

Chico Escamilla nos comunica los sentimientos de los campesinos de todo Texcatepec, que esperan con ansia que rinda el fruto de sus trabajos en el maíz, el frijol y en los chilares.

 

El pronóstico del tiempo anuncia que el fin de semana y el principio de la que viene hay posibilidad de lluvia, con la húmedad que viene de Yucatán. 

Así lo esperan, desde Chila Enríquez hasta Cerro Gordo, e igualmente en las partes bajas de toda la región.

Las ceremonias de costumbre con sana distancia ya se realizan a lo largo del Río Vinzco. La ofrenda es necesaria para que el cielo mande su regalo.

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