El programa sembrando vida va creciendo, entre trabajos y aprendiendo en grupo.

Sin duda, en el programa sembrando vida es donde está invirtiendo más dinero el gobierno federal, para cambiar la política de abandono al modo de vida campesino.

Van surgiendo en todos los municipios los grupos de 25 o 27 trabajadores del campo, asociados para hacer milpa y sembrar árboles frutales y maderables.

Cada grupo con su vivero, en el que también las mujeres colaboran embolsando la tierra para las plantitas de cedro y pino que empiezan a crecer.

En Texcatepec ya hay seis grupos, tres en Tzicatlán, uno en Las Canoas, otro en Ayotuxtla y el sexto en Cerro Gordo.

Nadie esperaba que este programa trajera tanto trabajo y reuniones apoyadas por las y los técnicos enviados por el gobierno federal.

En la parte baja del municipio de Tlachichilco se encuentran dos grupos, el llamado Río Vinazco y el de Nuevo Amanecer donde participan campesinos de El Naranjal y La Pahua.

Los servidores de la nación siguen con atención este programa sembrando vida, que se añade al de producción indígena, al de café y al antiguo procampo.

La opinión es de Natalia Irene Vicente, servidora de la nación de El Naranjal. Nos habla de los esfuerzos y dificultades de Sembrando en este año de 2020.

En El Naranjal, del otro lado del campo de futbol, está el terreno asignado al grupo Rio Vinazco, formado por veintisiete campesinos. Allí están distribuidos el Vivero, la Fábrica y el semillero. También un espacio techado con hoja de casa, la antigua hoja con la que se cubrían las viviendas de la comunidad. Es la Casa de los Saberes, donde hacen las reuniones.

Pablo Hernández Hernández, de los encabezados del grupo Rio Vinazco de Sembrando Vida nos pone al tanto de las ventajas y los problemas que van topando.

 

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