Los trabajadores de la salud en Tulancingo y Pachuca esperan el apoyo de la gente.
Lo que vemos cada día junto a las puertas de los hospitales de Tulancingo son los grupos de gente que se acercan para saber cómo siguen sus parientes y sus familiares en tratamiento del coronavirus.
Cuando hay descuido en las ciudades, de inmediato aumenta el número de enfermos de esta pandemia del covid.
De parte de la iglesia católica se han organizado los catequistas y algunos padres para atender a los familiares de los enfermos. También para llevar una palabra de ánimo a los que están acostados en las camas de los hospitales en Pachuca e igualmente en Tulancingo.
Las colectas de dineron en las iglesias se aprovechan para comprar alimentos sencillos para los familiares que pasan horas en las puertas del hospital esperando saber la mejoría de los afectados.
El Padre Marco Roldán es el coordinador de la dimensión de la Salud de la diócesis de Tulancingo. Cada mañana sale de la iglesia de la Villita de Pachuca para pasar el día visitando a los enfermos de covid en el Hospital General.
Los martes y los jueves se va hasta el hospital de Tulancingo, a continuar la tarea de escuchar a los enfermos, cubierto como los médicos con todo el vestuario de protección y los lentes para evitar todo contagio.
Tenemos su palabra desde la tarea cotidiana en las dos principales ciudades a la orilla de la sierra de Hidalgo y Veracruz.
El famoso semáforo que mide los peligros de la pandemia pasó a anaranjado en el estado de Hidalgo, pero luego volvió a rojo porque los casos de contagio aumentaron otra vez.
De última hora nos informa el padre Roldán que el hospital de Tulancingo se saturó de pacientes de covid. Ya los han tenido que enviar a la Ciudad de México.